Fuegos (prólogo)

Esta tendencia, que persiste y renace a cada época en todas las literaturas, pese a las juiciosas limitaciones puristas o clásicas, se empeña -tal vez quiméricamente- en crear un lenguaje totalmente poético, en el que cada palabra, cargada del máximo de sentido, revele sus valores escondidos, del mismo modo que, bajo determinadas luces, se revelan las fosforesencias de las piedras.

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Lo peor que puede decirse de estas audacias verbales es que aquel que a ellas se entra corre perpetuamente el riesgo de cometer un abuso o un exceso, del mismo modo que el escritor que se entrega a las litotes clásicas se codea sin cesar con el peligro de pecar de seca elegancia y de hipocrecía.

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No es culpa de Racine, sino nuestra, cuando el famoso verso que pronuncia Pyrrhus enamorado de Andrómeca -"Ardiendo con más fuegos de los que yo encendí"- no nos hace ver, por detrás de ese amante desesperado, el inmenso incendio de Troya y sentir, donde las gentes de buen gusto no ven más que un equívoco indigno del gran Racine, el oscuro retorno a sí mismo del hombre que ha sido implacable y empieza a saber lo que es sufrir.

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Lo importante es tratar de demostrar que en estos juegos (...) no existe una forma deliberada de afectación o de burla, sino que, como en el lapsus freudiano y en las asociaciones de dobles y triples ideas del delirio y del sueño, hay un reflejo del poeta enfrentándose con un tema particularmente rico para él, de emociones y peligros.

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Pero aparte de que me percato del ridículo que haría comentando una obra que en tiempos deseé no fuera leída jamás, no es es este el lugar apropiado para examinar si el amor total por una persona en particular, con los riesgos que comporta, (...) merece o no el lugar exaltado que le han concedido los poetas. Lo que sí parece evidente es que esta noción de amor pasión, escandaloso en ocaciones pero imbuido de una especie de virtud mística, no puede subsistir a no ser asociándolo a una forma cualquiera de fe en la trascendencia, aunque no sea más que en el seno de la persona humana, y que una vez privado del soporte de valores metafísicos y morales que hoy se desprecian -tal vez porque nuestros predecesores abusaron de ellos-, el amor locura se convierte en un inútil juego de espejos o en una manía triste.

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En Fuegos (...) la idolatría se asocia muy visiblemente a unas pasiones más abstractas, pero no menos intensas, que prevalecen en ocaciones sobre la obsesión sentimental o carnal: en Antígona o la elección, la elección de Antígona es la justicia; en Fedón o el vértigo, el vértigo es el del conocimiento; en María Magdalena o la salvación, la salvación es Dios. No hay en ello sublimación como pretende una fórmula desacertada e insultante (...) sino oscura percepción de que el amor por una persona determinada, aun siendo tan desgarrador, no suele ser sino un hermoso accidente pasajero, menos real en cierto sentido que las predisposiciones que lo preceden y que sobrevivirán a él.

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Cierto pasajes de Fuegos me parecen contener hoy unas verdades entrevistas muy pronto, pero que después habrán requerido toda una vida para tratar de hallarlas y autentificarlas. Este baile de máscaras ha sido una de las etapas de una toma de conciencia.

Marguerite Yourcenar


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Fuegos


Espero que este libro no sea leído jamás.


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Durante un instante, la más dura de aquellas dos mujeres divinas se inclinó sobre el mundo, dudando si tomar sobre sus propios hombros la carga del destino de Aquiles, de Troya en llamas y de Patroclo vengado, ya que ni el más perspicaz de los dioses o de los carniceros hubiera podido distinguir aquel corazón de hombre de su propio corazón.

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Se disparó como una flecha, voló como una victoria. Las rocas le rasgaban los vestidos sin morder su carne invulnerable: la ágil criatura se detuvo, desató sus sandalias y ofreció a las plantas de sus pies descalzos la posibilidad de ser heridas.

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Le guardaba rencor por haberle llevado, siendo niño, a los baños de la Estigia para inmunizarlo contra el miedo, como si el heroísmo no consistiera en ser vulnerable.

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Lo mismo ocurre con un perro, con una pantera o con una cigarra. Leda decía: Ya no soy libre para suicidarme desde que me he comprado un cisne.

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No hay nada más sucio que el amor propio.

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Los adivinos se tienden en el suelo, pegan a él el oído, auscultan como médico el pecho de la tierra sumida en su letargo. El tiempo reanuda su curso al compás del reloj de Dios. El péndulo del mundo es el corazón de Antígona.

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No caeré. He llegado al centro. Escucho el latido de un reloj divino a través del delgado tabique carnal de la vida llena de sangre, de estremecimientos. Estoy cerca del núcleo misterioso de las cosas así como en la noche nos hallamos, en ocasiones, cerca de un corazón.

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Algunos de mis amigos salen del mundo de los sabios, de una especie de India o de una China interior: en torno a ellos el universo se disipa como humo, cerca de esos fríos estanques donde se mira la imagen de las cosas, las pesadillas merodean como tigres domesticados.

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La sabiduría se equivocaba; hasta el vicio mintió. No hay virtud, ni piedad, ni amor, ni pudor, ni tampoco sus poderosos contrarios, sino sólo una cáscara vacía bailando en lo alto de una alegría que es también un dolor, un rayo de belleza en una tempestad de formas.

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No puede construirse una felicidad sino sobre unos cimientos de desesperación. Creo que voy a poder ponerme a construir.

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Que no se acuse a nadie de mi vida.


Marguerite Yourcenar
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Incendium from Danny Cooke on Vimeo.

5 comentarios:

Verónica Cento dijo...

Espectaculares las citas que colocaste. Me dieron muchas ganitas de leer el libro. Me gusta la mirada que hiciste del libro. La conmovedora mirada que hiciste. Besos

ro dijo...

leelo, vero! en realidad es un sacrilegio descuartizarlo así, cada texto es como una piecita de orfebrería, conmovedor de punta a punta. debe estar para descargar en internet, no me fijé. es de esos poquísimos libros que hasta el prólogo es perfecto. maravilla : )

Anónimo dijo...

http://www.4shared.com/get/Bfo7N10s/7788768MYourcenar_-_Fuegospdf.html

ja!

Noe dijo...

me voy a morir acá, leyendoooo

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

ro dijo...

no te mueras nunca, noe! che, estoy detrás de kane, no me olvidé pero lo tengo prestado. en unos días lo posteo, abrazo enorme