aguaviva

Éste no es un libro porque así no se escribe.

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¿Lograré entregarme al expectante silencio que sigue a una pregunta sin respuesta? * Óyeme, oye el silencio. Capta esa otra cosa que se me escapa y sin embargo vivo de ella y estoy en sintonía con la brillante oscuridad.

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Lo que sabrás de mi es la sombra de la flecha que se clavó en el blanco.

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No quiero tener la terrible limitación de quien vive sólo de lo que es pasible de ser tenido. Yo no: lo que quiero es una realidad inventada. Es de una pureza tal ese contacto con el invisible núcleo de la realidad. La vida apenas se me escapa aunque me venga la seguridad de que la vida es otra y tiene un estilo oculto.

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Te digo así: “Tronco lujurioso” Y me baño en él. Está ligado a la raíz que penetra en nudos en la tierra. Todo lo que escribo es tenso. Uso palabras sueltas que son en sí mismas un dardo libre: “salvajes, bárbaros, nobles decadentes y marginales”. ¿Esto te dice algo? A mí me habla.

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Pero la palabra más importante de la lengua tiene sólo dos letras: es. Es. Estoy en su médula. * Te escribo porque no me entiendo. Pero me voy siguiendo. Elástica. Es un misterio tal este bosque donde sobrevivo para ser. Pero ahora creo que sí va a ocurrir. Es decir: voy a entrar. Quiero decir: en el misterio.

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No me gusta lo que acabo de escribir –pero estoy obligada a aceptar el trecho porque todo él me ocurrió. Y respeto mucho lo que yo me ocurro. Ciegamente me obedezco.

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Capta esa otra cosa de la que en verdad hablo porque yo misma no puedo.

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Lo que no me gusta es cuando exprimen limón en mis profundidades y hacen que yo me contorsione. ¿Los hechos de la vida son el limón de la ostra?
¿La ostra duerme?

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Entonces huyo cerrando los ojos. Y yo había resuelto que iba a dormir para poder soñar, tenía nostalgia de las novedades del sueño. Se trataba de un film que yo veía. Es una película de personas automáticas que saben aguda y gravemente que son automáticas y que no hay escapatoria.

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Pero hay preguntas que me hice de niña y que no fueron respondidas.

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Comí mi propia placenta para no necesitar comer durante cuatro días. Para tener leche para darte. La leche es un “esto”. Y nadie es yo. Nadie es vos. Ésta es la soledad.

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Nunca es lo imposible. Me gusta nunca. También me gusta siempre. ¿Qué hay entre nunca y siempre que los liga tan indirecta e íntimamente? En el fondo de todo hay el aleluya. Este instante.

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Historia no te prometo aquí, pero tiene it. ¿Quién lo soporta?

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It es blando y es ostra y es placenta.

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Y un caballo suelto de una fuerza libre. Le guardo el casco en amoroso fetichismo.

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Es lo mínimo que puedo hacer de mi vida: aceptar con conmiseración el sacrificio de la noche.

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Respiro de noche la energía. Y todo esto es lo fantástico. Fantástico: el mundo por un instante es exactamente lo que mi corazón pide.

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Se puede transformar el dolor en placer: basta un clic. ¿Cisne negro?

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Es mi mensaje de persona sola. La persona come a otra por hambre. Pero yo me alimenté con mi propia placenta. Y no voy a roerme las uñas porque esto es un tranquilo adagio.

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Para ser inútilmente sincera debo decir que ahora son las seis y cuarto de la mañana.

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Incómodo. No me siento bien. No sé qué es lo que pasa. Pero algo está mal y da malestar. Sin embargo estoy siendo franca y mi juego es limpio.

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Sólo sé que no quiero la impostura.

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Muy detrás del pensamiento tengo un fondo musical. Pero todavía más atrás está el corazón latiendo. Así, el más profundo pensamiento es un corazón latiendo.

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Estoy cansada de defenderme. Soy inocente. Hasta ingenua, porque me entrego sin garantías.

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Y hete aquí que mi mal me domina. Soy todavía la cruel reina de los medas y de los persas y soy también una lenta evolución que se lanza como puente levadizo a un futuro cuyas nieblas lechosas ya respiro.

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A veces me electrizo al ver al animal. Estoy ahora oyendo el grito ancestral dentro de mi: parece que no sé quién es más criatura, si yo o el animal. Y me confundo. Parece que me quedo con miedo de encarar instintos ahogados que frente al animal estoy obligada a asumir.

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Yo no humanizo al animal porque es una ofensa; soy yo quien me animalizo. No es difícil y ocurre simplemente. Es sólo no luchar contra eso y es sólo entregarse.

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No existe nada más difícil que entregarse al instante. Esta dificultad es dolor humano.

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Pero conozco el secreto de las mañanas puras. Y el descanso en la melancolía.

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El horrible deber es el de ir hasta el fin (…) No quiero contarme a mi misma ciertas cosas.

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Es un día de sol. La playa estaba llena de buen viento y libertad. Y yo estaba sola. Sin necesitar a nadie. Es difícil porque necesito repartir contigo lo que siento. El mar calmo. Pero al acecho. Como si tal calma no pudiera durar.

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El Dios tiene que venir a mi porque yo no he ido a él. Que venga el Dios, por favor. Incluso si no lo merezco, que venga. O tal vez los que menos lo merecen son los que más lo necesiten. Soy inquieta y áspera y desesperanzada.

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El dolor es vida exacerbada. El proceso duele. Y la sangre agradece. Respiro, respiro. El aire es it. Si yo tuviera que esforzarme para escribirte me sentiría tan triste. Es tan bueno que las cosas no dependan de mi.

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Oh, cuán incierto es todo. Y sin embargo dentro del orden. No sé siquiera lo que voy a escribirte en la frase siguiente. Nunca decimos la verdad última. Quien sepa la verdad, que venga ahora. Escucharemos contritos.

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Me quedo viéndome pasar. Lo que me pregunto es: ¿quién está fuera de mi hasta de pensar? Te escribo todo esto porque es un desafío que estoy obligada a aceptar con humildad. Me asustan mis fantasmas, lo que es mítico y fantástico: la vida es sobrenatural. Y yo camino sobre una cuerda floja hasta el límite de mi sueño.

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Antes de organizarme, tengo que desorganizarme. Para experimentar el primer y pasajero estado primario de libertad. De libertad de equivocarme. De caer. Y levantarme.

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¿Y quién soy yo para osar pensar? Lo que debo hacer es entregarme. ¿Cómo? Sé sin embargo que solo andando es que se sabe andar y –milagro- se anda.

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Sí. La vida es muy oriental. Sólo algunas personas elegidas por la fatalidad del azar probaron la libertad esquiva y delicada de la vida. Es como saber arreglar flores en un florero: una sabiduría casi inútil. Esa libertad fugitiva de la vida no debe ser jamás olvidada.

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Sé bien que hay un desencuentro entre las cosas, casi se chocan, hay desencuentro entre los seres que se pierden unos a otros entre palabras que ya casi no dicen nada. Pero casi nos entendemos en ese leve desencuentro, en ese casi es la única forma de soportar la vida de lleno.

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Y siento que en breve nos separaremos. Me verdad asombrada es que yo siempre estuve sola de ti y no lo sabía. Ahora lo sé: soy sola. Yo y mi libertad que no sé usar. Gran responsabilidad de la soledad. Quien no está perdido no conoce la libertad, y no la ama. En cuanto a mi, asumo mi soledad. Que a veces se extasía como frente a fuegos de artificio. Soy sola y tengo que vivir una cierta gloria íntima que en la soledad puede volverse dolor. Y el dolor, silencio. Guardo su nombre en secreto.

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Yo te invento, realidad. Y te oigo como remotas campanas sordamente sumergidas en el agua repicando trémulas. ¿Estoy en el núcleo de la muerte? ¿Y para esto estoy viva? El núcleo sensible. Y me vibra ese it.

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Es necesario entender la violenta ausencia de color de un espejo.

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Ahora te escribiré todo lo que me venga a la mente con la menor vigilancia posible. Es que me siento atraída por lo desconocido. Va a comenzar: voy a tomar el presente en cada frase que muere. Ahora:

Voy a contarte un secreto: la vida es mortal. Voy a tener que interrumpir todo para decirte lo siguiente: la muerte es lo imposible y lo inalcanzable. Es como si la vida dijera lo siguiente: y simplemente no hubiera lo siguiente.

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Sé bien que tendré que parar. No por falta de palabras sino porque estas cosas y sobre todo las que pienso y no escribí, no se dicen.

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Tal vez valga la pena haber nacido para que un día mudamente se implore y mudamente se reciba.

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Hace mucho que ya no soy una persona. Querrían que fuera un objeto. Soy un objeto. Que crea otros objetos y la máquina nos crea a todos nosotros. Exige. El mecanismo exige y exige mi vida. Pero yo no obedezco totalmente: si tengo que ser un objeto, que sea un objeto que grita.

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Ahora, silencio. Porque a las cinco de la madrugada, hoy, caí en estado de gracia.

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Siente conmigo. Era una felicidad suprema.

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Al éxtasis debería seguir el dormir para atenuar su vibración de cristal resonante. El éxtasis tiene que ser olvidado.

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Una alegría dentro del it esencial. ¿No tiene sentido? Pues tiene que tenerlo. Porque es demasiado cruel saber que la vida es única y que no tenemos como garantía sino la fe en las tinieblas; porque es demasiado cruel, entonces respondo con la pureza de una alegría indomable.

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Estoy siendo alegre en este mismo instante porque me rehúso a ser vencida: entonces amo. Como respuesta. Amor impersonal, amor it, es alegría: incluso el amor que no funciona, incluso el amor que acaba.

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Voy a estar alegre, ¿oíste? Como respuesta, como insulto. Garantizo algo: nosotros no somos los culpables. Es necesario entender mientras estoy viva ¿oíste?, porque después será demasiado tarde.

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Ah, vivir es tan incómodo. Todo aprieta. El cuerpo exige, el espíritu no para, vivir parece tener sueño y no poder dormir; vivir es incómodo. No se puede andar desnudo ni de cuerpo ni de alma.

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¿No te dije que vivir es apretado? Pues fui a dormir y soñé que te escribía un largo majestuoso y era más verdad todavía de lo que te escribo: era sin miedo. Me olvidé de lo que escribí en el sueño, todo volvió a la nada, volvió hacia la Fuerza De Lo Que Existe y que se llama a veces Dios.

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Y es así que después de una tarde entera de “quién soy yo” y de despertarme a la una de la madrugada todavía en desesperación, a las tres de la madrugada me desperté y me encontré. Fui al encuentro de mi. Calma, alegre, plenitud sin fulminación. Simplemente soy yo. Y tú eres tú. Es vasto, va a durar.

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Lo que te escribo es un “esto”. No va a parar: continúa.

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Mírame y ámame. No: tú miras hacia ti y te amas. Es lo correcto.
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Clarice Lispector, "Aguaviva"

4 comentarios:

Noe dijo...

esta mujer, por dios, esta mujeeeeeerrr

belleza

Anónimo dijo...

jaja estoy hechizada, ella es lo más : )

Martín dijo...

Sos tremenda subrayando textos Rom, es tu superpoder...

Anónimo dijo...

diría el poeta "dón-de /caer", algo es algo