cuántas revoluciones por segundo tiene una marea

1.
de nosotros se desprende
la fachada de sal estelar que dejó el mar en su orilla esta mañana
me extiendo en una curva de braille hecha por vos en la arena
te miro corriendo
sos como un tigre pedaleando en un oleaje de plata
me pregunto si así es como se ve la realidad?

2.
de un lado de la balanza
plumas y señas del ave gaviota que se desplaza en el aire
del otro, las redes que se enredan en la playa
esa impresión, las anclas

3.
todo lo que es ondular nos deja contar el tiempo
los anillos de los caparazones de las tortugas acuáticas
o de los caracoles
pero también, los pasos que doy sobre tu sombra
me descubren la hora

4.
de ahora, de turquesa se tiñe la atmósfera
encendida
caminamos hasta las virgencitas de nácar
los lindes de acá son dos
a la derecha el muelle a la izquierda más lejos, la escollera
es un radio de mil huellas nuestras en cien metros
sabemos que está a punto de llover, pero no importa

5.
el cielo se cae sobre nosotros, se despluma
cuántas revoluciones por segundo tiene una marea
bajo los rayos fucsias y jadeantes de una tormenta eléctrica?
todo se vuelve un aguacero
pero es el calor desértico lo que enfría la intemperie

6.
despertar acá, otra vez
entre el ruido de tambores
entre granos de café que nos caen como nieve de los arbustos
mudos los dos
la piel parece brillantina bajo el sol
las escamas nos cubrieron el cuerpo
somos como cactus del océano

7.
los perros juegan tratando de alcanzar una chapa que se vuela
o es un pez?
el viento trina solitario ante una inmensidad más grande que él
es un ventilador enorme, un villano estrepitoso
que brama su ira inquieta y nos envuelve
vibramos en su sintonía azul
su música queda sonando, suspendida, sobrevolándonos la memoria

8.
calma
abro el mantel y pienso
en cuántas partes se separa el mundo?
no hay afuera
sólo hay dentro de él
una pincelada de yodo traza la línea

9.
vamos a nadar
nos zambullimos en la purpurina celeste
damos giros y vueltas carneros en el agua
somos coyotes marinos perdiéndonos en el horizonte, allá
lobos flotando en la cresta de la ola que nos alza

10.
subimos a la costa
arrastramos la arena de la playa a la ciudad
la trasladamos
la metrópolis se da vuelta sobre nosotros
como un torpedo gigante cubierto de níquel

11.
no se diferenciar las fabulas de una trampa
en qué escala queda el origen, la semilla
entre los fósiles del mar y los calamares brillantes
o entre la pampa llena de pavos reales y bandoleras ajenas
tus labios callan ante la incertidumbre
o lo dicen siempre todo.


Ana Claudia Díaz

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