Todas las paredes son fantásticas mientras el techo no se caiga.

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El respeto es, cuando uno está teniendo una discusión política con alguien, justo antes de decirle fascista, dar un paso atrás y preguntarse cómo puede ser que haya llegado a ese punto de completa ignorancia y estupidez.

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Cuando era estudiante, el banco solía cortarme la tarjeta de crédito todo el tiempo. Mis cheques se la pasaban rebotando. Siempre estaba llamando por teléfono al banco. Fue muy satisfactorio, después de firmar un contrato discográfico, ir al banco y pagar toda mi deuda. El banquero vino del otro lado del mostrador a darme la mano y lo mandé a la mierda. ¿Cómo reaccionó? Creo que estaba acostumbrado.

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Cada vez que voy al cajero automático y me pregunta cuánto dinero quiero, pienso, “todo el que me pueda dar”.

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Me voy a la librería del pueblo, compro tres o cuatro libros de poesía, me siento en un café y leo un rato. Es como estirar los músculos antes de entrenar.

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Ya no me siento decepcionado. Pero siento la presión del tiempo que pasa.

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Creo que lo que enferma a la gente muchas veces es la creencia de que los pensamientos son concretos y de que uno es responsable por ellos. Cuando la verdad, por lo menos lo veo así, los pensamientos son lo que el viento sopla dentro de la mente.

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Al público le cuesta mucho relajarse las noches de lunes.

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Hay que construir vacíos en la vida. Pausas. Pausas reales.

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Conseguir todo lo que uno quiere no tiene nada que ver con nada.


Thom Yorke

1 comentario:

Anónimo dijo...

feliz cumpleaños!!!