Estás parado junto a la ventana.
Afuera hay una nube de vidrio que parece un corazón.
Los suspiros del viento son como cuevas entre tus palabras.
Sos el fantasma en ese árbol del afuera.
La calle está en silencio.
El tiempo, de la misma manera en que el mañana y que tu vida,
parcialmente acá, parcialmente en el aire.
No podés hacer nada.
La buena vida llega sin aviso:
erosiona los climas de la desesperación
y se presenta, a pie, de incógnito, sin ofrecerte nada,
y vos estás ahí.
*
Alguien decía algo
sobre cómo las sombras cubren el campo, sobre
cómo pasan las cosas, sobre cómo se duerme en dirección
a la mañana, y la mañana pasa.
Alguien decía cómo
el viento amaina, pero luego vuelve,
cómo los caracoles son ataúdes de viento,
pero el clima persiste.
Fue una noche muy larga.
Y alguien dijo algo sobre cómo la luna bañaba con su luz blanquecina
el frío campo, y que no había nada en el futuro
sino más de lo mismo.
Alguien habló
de una ciudad en la que había estado antes de la guerra,
de un cuarto con dos velas contra una pared, de alguien que bailaba,
de alguien que miraba. Empezamos a creer
que la noche no iba a terminar.
Alguien decía que la música se había acabado y nadie se había dado cuenta.
Entonces alguien dijo algo sobre los planetas y sobre las estrellas,
sobre qué chicos son, y qué lejanos.
Mark Strand
*
"Creo que ha llegado el tiempo de cambiar. Me voy a retirar. No quiero escribir más. Es demasiado duro. Ahora quiero pintar, hacer dibujos. Preparar buenas comidas. Vivir como un ser humano. Quiero ser libre. (...) Quiero despertar sabiendo que puedo quedarme en la cama. Creo que ya escribí bastante."
Fragmento de entrevista
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