lo que dejan las olas: un ligero
amor por Neville, morirse de ternura
de todo lo que él ama
sin tocar –unos muchachos
riendo en la cubierta
de algún barco, el viaje de Percival-
si pudiéramos nosotros
desear así la India en equilibrio, amar el tronco
de su torso suave,
“suave y pulido como un gato”, Neville.
nadie merece lo que sueña
(“prefiero ser amado”): dejar caer el libro,
acariciarse hasta la súplica,
que él no te quiera.
¿se puede tener celos de alguien que no existe?
los fantasmas se sienten
como un viento o más suave
o más huracanado
que el mismísimo amor
soltado al aire, como un globo
de helio, con una notita
para el hombre de la luna. despertarse
es a esperar una respuesta.
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