Estaba este lugar frente al mar
y estaba el mar
y estaban las bandadas de pájaros hambrientos
cayendo en picada:
los miraba y me asombraba
la línea recta de su trazo pero sobre todo
que supieran tan bien lo que querían.

Tuve gatos, perros, un conejo, tuve un pez
que murió en el acto
tuve un hámster que se comió a sus hijos
pero debí haber tenido
pájaros de agua
pensé y entonces miré el cielo
y las barcazas y el sol
que se hundía lentamente
como un cuchillo en el pecho
mío: el pecho
y mío el cuchillo.

Al fondo las luces del puerto
como ojos en llanto impactados
por cientos de camiones viniendo de frente
(esas luces que son reflejo
de una perfecta otra cosa)
brillaban junto a los contenedores
como un Mondrian iluminado
por lamparitas chinas
y todo era tan bello
todo estaba tan protegido de
la fiereza del mundo
del cansancio del mundo
del mostrador de trámites del mundo
que no tomé esa foto ni ninguna otra
y lo entregué todo a la ternura  y a la soledad
de tus pupilas.

Señorita Li

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