No me parece que lo más urgente sea defender una cultura cuya existencia nunca ha liberado a un hombre de la preocupación de vivir mejor y de tener hambre, sino extraer de aquello que se llama cultura ideas cuya fuerza viviente es idéntica a la del hambre.
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La vida consiste en arder en preguntas.
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Esto no es más que un témpano mal tragado.
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Me falta una concordancia de las palabras con el minuto de mis estados.
"Pero si es normal, pero si a todo el mundo le faltan palabras, es usted demasiado difícil consigo mismo, no parecería al escucharle, usted se expresa perfectamente en francés, pero da usted demasiada importancia a las palabras."
Sois unos cretinos, desde el inteligente hasta el obtuso, desde el sagaz hasta el torpe, sois unos cretinos, quiero decir que sois unos puercos, que os empeñáis en no comprender. Me conozco y eso me basta, y eso debe bastar, me conozco porque asisto a mi mismo, asisto a Antonin Artaud.
-Te conoces, pero te vemos. Vemos perfectamente lo que haces.
-Sí, pero vosotros no véis mi pensamiento.
En cada una de las etapas de mi mecánica pensante hay pozos, suspensiones, no quiero decir, entendedme bien, en el tiempo, quiero decir en un cierto tipo de espacio (yo me entiendo); no quiero decir un pensamiento en longitud, un pensamiento en duración de pensamientos, quiero decir UN pensamiento, uno solo, y un pensamiento en interior; pero no quiero decir un pensamiento de Pascal, un pensamiento de filósofo, quiero decir la fijación desfigurada, la esclerosis de un cierto estado.
¡Y capta!
Me considero en mi minucia. Pongo el dedo en el punto de la fisura, del deslizamiento inconfeso. Pues el espíritu es más reptil que vosotros mismos. Señores, se escapa como las serpientes. Se oculta hasta atentar contra nuestras lenguas, quiero decir hasta dejarlas en suspenso.
Soy aquel que ha sentido mejor el desconcierto asombroso de su lengua en sus relaciones con el pensamiento. Soy el que mejor ha localizado el punto de sus más íntimos, de sus más insospechados deslizamientos. Me pierdo en mi pensamiento verdaderamente, tal como se sueña, tal como se entra verdaderamente en el pensamiento. Soy el que conoce los recovecos de la pérdida.
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Toda la escritura es una porquería.
Las personas que salen de la vaguedad para tratar de determinar lo que sea de lo que ocurre en su pensamiento son unas puercas.
Toda la gente literaria es puerca y la de esta época especialmente.
Todos aquellos que tienen mojones en el espísitu, quiero decir en un cierto lado de la cabeza, en lugares bien localizados de sus cerebros; todos aquellos que son dueños de su lengua, todos aquellos para quienes las palabras tienen sentido, todos aquellos para quienes existen alturas en el alma y corrientes en el pensamiento, aquellos que son espíritu de la época y que han clasificado esas corrientes en el pensamiento;
-son unos puercos.
Aquellos para quienes ciertas palabras tienen un sentido y ciertas maneras de ser, aquellos que hacen cumplidos tan bien, aquellos para quienes hay clases en los sentimientos y discuten sobre un grado cualquiera de sus ridículas clasificaciones, los que creen aún en "términos", aquellos que agitan ideologías que se han instalado en la época, aquellos cuyas mujeres hablan tan bien e igualmente esas mujeres que hablan tan bien y que hablan de las corrientes de la época, aquellos que siguen sendas, que agitan nombres, que hacen gritar las páginas de los libros,
-ésos son los puercos peores.
¡Sois arbitrario, joven!
No, pienso en críticos barbudos.
Y ya os he dicho: nada de obras, ninguna lengua, ninguna palabra, nada de espíritu, nada.
Nada, sólo un hermoso Pesa-Nervios.
Una especie de estación incomprensible y bien erguida en el centro de todo el espíritu.
Y no esperéis que os nombre ese todo.
(...)
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La reja es un momento terrible para la sensibilidad,
la materia.
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(...) Las células se ubican cada una en su lugar, en abanico,
alrededor del vientre , delante del sol, más allá del pájaro y en torno a esta circulación de agua sulfurosa. Pero la arquitectura es indiferente a las células, sustenta y no habla.
Cada célula lleva en sí un huevo donde reluce qué germen? En cada célula un huevo nace repentinamente. Hay en cada uno un hormigueo inhumano pero límpido, las estratificaciones de un universo detenido.
Cada célula lleva bien su huevo y nos lo propone; pero poco le importa al huevo ser escogido o rechazado.
Todas las células no llevan huevo. En algunas nace una espiral. Y en el aire una espiral más grande está colgada pero como azufrada, ya o todavía, de fósforo. Y esta espiral tiene toda la fuerza del pensamiento más potente.
El vientre evoca la cirugía y la morgue, la bodega, la plaza pública y la mesa de operaciones. El cuerpo del vientre parece hecho de granito o de mármol, o de yeso pero de un yeso endurecido. Hay un casillero para una montaña. La espuma del cielo le hace a la montaña un halo traslúcido y fresco. El aire alrededor de la montaña es sonoro, piadoso, legendario, prohibido. La montaña tiene su sitio en el alma. Ella es el horizonte de un algo que retrocede sin cesar. Da la sensación de un horizonte eterno.
Y yo describo esta pintura con lágrimas porque esta pintura conmueve mi corazón.
Siento en ella desplegarse mi pensamiento como en un espacio ideal, absoluto, pero un espacio que tendría una forma insertable en la realidad. En ella caigo del cielo.
Y alguna de mis fibras se entreabre y halla su lugar en casilleros determinados. Vuelvo a ella como a mi fuente, allí siento la ubicación y la disposición de mi espíritu. El que ha pintado ese cuadro es el más grande pintor del mundo. A Andre Masson lo que le corresponde.
Antonin Artaud, El ombigo de los limbos - El pesa-nervios
2 comentarios:
Frases antológicas las de Artaud, a mi me da esa sensación de que no capto la totalidad d lo que dice, como si hablara, no en otro idiomd, sino en otro plano. Pero en el fondo de mi percepción, y esfuerzo sobre todo, tengo idea para dónde apunta.
Saludos, romi.
sospecho que le alegraría saber eso...
a antonin artaud lo que le corresponde
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